Si has llegado hasta aquí probablemente ya sepas qué es Ayurveda. Es el nombre que recibe la medicina tradicional de la India, una ciencia con más de 3.000 años de antigüedad. Su etimología nos da la clave principal de esta ciencia.
Ayur, significa Vida, y veda quiere decir ciencia o conocimiento, particularmente me quedo con “conocimiento”, Conocimiento de la vida. La vida entendida como un todo, no sólo un cuerpo, una mente y un alma, sino la forma en la que interactuamos con el medio a través de la climatología, los astros, con nuestros semejantes en las relaciones sociales, incluso con nosotros mismos cada minuto que pasa.
Ayurveda, un sistema
holístico de sanación
Es lo que se denomina hoy en día un sistema holístico de sanación del que yo destacaría principalmente que lo que se pretende es no llegar a enfermar, sino poder tener un conocimiento completo de nuestro funcionamiento a todos los niveles para evitar caer en la enfermedad, es conocer lo que yo he llamado “Nuestro propio manual de instrucciones”. “Propio” por qué en Ayurveda se entiende que cada persona es totalmente diferente a otra, es una particularidad que tenemos los humanos, quién no ha escuchado aquello de “cada persona es un mundo”, pues justamente de eso se trata, que cada uno funcionamos y nos relacionamos de forma distinta y sólo si conocemos bien nuestra máquina, podremos conseguir un funcionamiento óptimo cada día.
Pero, ¿qué pasa si no funcionamos correctamente? A veces, hay algo que falla en nuestro cuerpo, puede que nos duela algo, que tengamos una digestión irregular o que simplemente nos encontremos demasiado cansados o incluso desanimados sin razón aparente.
Nuestro estado natural debería ser estar saludables y eso significa no tener dolor o molestias, que en muchas ocasiones aceptamos como algo normal, por ejemplo, aceptamos que tener la menstruación puede y suele ser doloroso o que nos duele la cabeza si hace mucho calor o estamos estresados. Ayurveda trabaja con la nutrición, con plantas medicinales, con la actividad física y con unos hábitos o rutinas diarias, a través de las cuales conseguiremos devolver a nuestro cuerpo su propio equilibrio natural.
En resumen y continuando con la analogía del “manual de instrucciones”, se trata de que nosotros seamos nuestros propios técnicos y podamos disponer de las herramientas necesarias para mantener nuestra máquina siempre a punto.